
Debido a varios factores los precios de los alimentos varían -a veces mucho- en función de la localidad en la que se adquieren, y las temporadas de las cosechas.
Un ejemplo de variación de precios debido a la localidad es el hecho de que en un vecindario de clase alta, algunos cortes de carne populares no tienen salida, entonces el comerciante pone un precio bajo para de esta forma lograr que se vendan esos cortes no tan apetecidos por esta población local. A su vez, en barrios de clase baja, los cortes finos no tienen tanta salida, pues son mucho más caros que los cortes populares, y por esto es lógico hallar en esos lugares precios menores en cortes finos.
La fluctuación de precios debido a las temporadas son más evidentes. Cuando hay abundancia de una cosecha determinada el precio de esta baja, pues hay un exceso de oferta, y los vendedores de esa cosecha están dispuestos recibir menos por su producto, con tal de que se venda cuanto antes, ya que especialmente en el campo de los vegetales, el tiempo apremia, pues hablamos de productos frescos cuya vida útil es corta, ano ser que se refrigeren, a lo cual estaríamos hablando de una onerosa infraestructura de refrigeración que incrementa los costos. Esta es la principal razón por la cual siempre serán más caros los vegetales frescos en un supermercado.
Los anteriores dos ejemplos describen muy bien la Ley natural de la oferta y demanda. En ambos la caída en el precio obedece a poca demanda, o bien por sobreoferta, que es lo mismo, pero viso de manera inversa. Como fuera, es una ley inmutable que se ha verificado infinitas veces y siempre da el mismo resultado. Es importante recalcar que esta ley abarca literalmente a todo el comercio del mundo.